El número de animales reproductivos disminuyó en más del 50% en las zonas de alta densidad de Península Valdés, Chubut, se concluye luego del recuento de elefantes marinos llevado a cabo en octubre de 2024 por WCS Argentina, junto a científicos de CONICET y expertos en salud de fauna silvestre.
Colonia de elefantes marinos en la playa de Península Valdés - Crédito: Adriana Sanz.
11 de noviembre de 2024 - En las costas de la provincia de Chubut se ubica la única agrupación continental y de latitud templada del elefante marino del sur. Allí, en la temporada reproductiva de 2023, sucedió un evento catastrófico: el virus de la influenza aviar de alta patogenicidad mató al 97% de las crías (unos 17.000 individuos) y a un número incierto de adultos reproductores. Con el fin de evaluar el impacto de la epidemia en Península Valdés, en 2024 se realizó un censo en la semana pico de la temporada reproductiva. El equipo de trabajo estuvo conformado por veinte censistas de distintas instituciones: WCS Argentina, CESIMAR-CONICET, Universidad San Juan Bosco, Universidad de California-Davis, Fundación Vida Silvestre Argentina, Dirección de Conservación de la Municipalidad de Puerto Madryn, guardafaunas del Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de la Provincia de Chubut y guardaparques de la Administración de Parques Nacionales.
Los elefantes marinos del sur son una de las especies icónicas del paisaje costero de Península Valdés y áreas adyacentes, distribuyéndose a lo largo de 300 km de costa. Esta agrupación ha mantenido una leve tasa de crecimiento durante las últimas décadas, habiéndose registrado para 2022 un total de 18.000 crías nacidas. Sin embargo, el episodio de mortalidad masiva de 2023 marcó un cambio notable para la población. “Fue un episodio sin precedentes que arrasó con una población saludable y décadas de esfuerzos de conservación. Se trató del primer registro mundial de mortalidad masiva de la especie por influenza aviar”, señala Valeria Falabella, directora de Conservación Costero Marina de WCS Argentina. La organización trabaja en Argentina desde hace 60 años y realiza investigaciones de monitoreo de elefantes marinos desde 1980.
Para evaluar las consecuencias, desde agosto del corriente año, un equipo reducido de científicos registró semanalmente el desarrollo de la temporada reproductiva en sectores acotados de Península Valdés. En la primera semana de octubre, junto a más expertos y colaboradores, caminaron las costas y sobrevolaron con drones, a los fines de obtener un recuento completo de la colonia de península y áreas adyacentes. Los resultados preliminares son contundentes: el número total de individuos presentes en las costas disminuyó entre un 16 % y un 66% según el sector analizado. Específicamente, el número de hembras adultas se redujo entre un 30 % y casi un 70%. Y con respecto al recuento de 2022, la cantidad de crías destetadas mostró una reducción del 82%.
El número de crías nacidas en 2024 no ha sido calculado aun, se deben procesar centenares de fotografías tomadas con drone para las áreas donde no fue posible acceder por tierra. Sin embargo, los resultados preliminares evidencian que el brote de influenza aviar de 2023 impactó con fuerza sobre una población hasta entonces saludable. “Se requerirán décadas de temporadas reproductivas y de muda en tierra sin disturbios, así como etapas pelágicas con abundancia de alimento, para que la población pueda recuperarse y volver a los valores previos al 2023”, sostiene Falabella.
Investigadores realizando el censo 2024 en Península Valdés - Crédito: Adriana Sanz.
La importancia de respetar la temporada reproductiva de la especie
El uso público sin control de las playas donde se encuentran los elefantes marinos también puede tener impacto. El tránsito de vehículos todo terreno y la proximidad de pescadores, visitantes y mascotas, afecta el comportamiento de los animales. El disturbio tiene a veces consecuencias indeseables en momentos clave para su ciclo de vida, como el abandono de la cría cuando la madre se siente amenazada, o los desplazamientos con alto desgaste de energía considerando que ayunan en tierra.
“Esta especie se alimenta en el mar donde permanece la mayor parte del año, y sólo sale a la costa por períodos relativamente cortos. El más importante, entre septiembre y octubre, para la reproducción. Y para mudar la piel de noviembre a marzo, en primer término los juveniles de ambos sexos, luego las hembras adultas y más tarde los grandes machos”, explica Julieta Campagna, Coordinadora del Paisaje Valdés de WCS Argentina. “El área más importante de distribución en Chubut es el Área Natural Protegida Península Valdés, aunque también se encuentran animales entre Punta Ninfas y la costa frente a Isla Escondida, donde no existe protección alguna. “Cada hembra pare una sola cría, que cuida y alimenta durante 3 semanas, período en el que es necesario extremar las medidas para no generar disturbios que las afecten”, agrega la especialista.
Durante el último mes se conocieron casos de presencia de elefantes marinos en zonas inusuales de la costa, como Mar Chiquita, Mar de Ajó, Villa Gesell, Mar del Plata, y hasta Santa Catarina, Brasil, por lo que resulta imprescindible contar con información sobre cómo comportarse ante el encuentro con estos animales.
Recomendaciones para quienes visitan playas con elefantes marinos
- Mantenerse a más de 30 metros de distancia de los animales.
- No arrojarles piedras para provocar que se desplacen.
- Impedir que los perros se les acerquen.
- Nunca interponerse entre los animales y el mar.
“Los visitantes de las playas pueden ser aliados para preservar los sitios naturales y la fauna que los habita”, señala Campagna. “Las personas que utilizan las playas con fines recreativos pueden ayudar a la protección de los animales si conocen las consecuencias que puede generar un disturbio, aunque sea no intencionado”. Luego de la pandemia de covid que afectó a la humanidad y de la epidemia de gripe aviar, también de alcance mundial, es de vital importancia extremar las medidas de seguridad, dado que este tipo de enfermedades zoonóticas pueden tener consecuencias muy graves para la salud humana, la vida silvestre y los ecosistemas.
Según los muestreos efectuados en lo que va de la temporada reproductiva 2024, ningún elefante marino ha dado positivo para la gripe aviar. Sin embargo, el brote del año pasado sigue planteando interrogantes, y puede tener consecuencias más allá de la alteración de los parámetros demográficos. Por ejemplo, cambios en el ciclo reproductivo y trastornos en el comportamiento, que quizá sean el motivo de la aparición de animales solitarios, que han salido en costas donde no se ha registrado antes la presencia de elefantes.
Los expertos de WCS Argentina sostienen que para poder evaluar con más precisión el impacto de la epidemia resulta imprescindible continuar con los esfuerzos de monitoreo durante los próximos años, y evaluar los efectos de la epidemia sobre adultos y juveniles. Solo a partir de esta información se podrán entender los probables escenarios de recuperación de la población patagónica de esta emblemática especie, y delinear estrategias para su conservación.
Cría de elefante marino con su madre - Crédito: Adriana Sanz.
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