El puma es el segundo felino más grande del continente, después del yaguareté, y por su agilidad y capacidad para cazar se puede adaptar a diferentes alturas y todo tipo de hábitat, desde la selva hasta la estepa. En Argentina, el puma está presente en gran parte del territorio y se destaca por ser un depredador tope: un animal carnívoro que se encuentra al final de la cadena alimentaria y genera regulaciones en los ecosistemas. En América del Sur, su principal presa nativa es el guanaco; al cazarlo controla el tamaño de sus poblaciones. Por otro lado, los restos de sus presas son alimento para el cóndor andino y otras aves carroñeras.
Desafíos
Si bien este felino cumple funciones ecológicas indispensables en el ambiente, enfrenta la muerte en represalía o preventiva porque su presencia puede representar una amenaza para las actividades ganaderas. En lugares de baja densidad de presas silvestres, la más común y abundante es el ganado, principalmente ovino y caprino, y esto genera represalias hacia los pumas, como su envenenamiento o caza con trampas o armas de fuego.
Nuestro trabajo
La matanza frecuente o excesiva de ovinos y caprinos por parte de los pumas puede ser económicamente devastadora para los ganaderos. Por eso, desde hace 20 años trabajamos junto a productores ganaderos, gobiernos y otras organizaciones ,en investigación y desarrollo de herramientas para promover la coexistencia entre la ganadería y los carnívoros nativos. Promovemos la conservación saludable del hábitat de la estepa y monte patagónico, y de su comunidad de fauna nativa, para contribuir a que el puma no tenga que desplazar su consumo alimenticio hacia el ganado. Además, ayudamos a los productores ganaderos a proteger sus rebaños de los depredadores incorporando una variedad de técnicas de disuasión no letales, como perros protectores, luces nocturnas automáticas y otros métodos visuales y sonoros. Como resultado, las fibras naturales que se obtienen en producciones ganaderas que aplican este tipo de técnicas alternativas, como la lana merino o el mohair, pueden obtener la certificación internacional Wildlife Friendly® (Amigable con la Fauna) con el aval de WCS Argentina, un beneficio que ha elevado su valor de venta en la industria textil entre un 15 y 20%.