Este tipo de humedal representa sólo el 3% de los ecosistemas terrestres pero tiene la capacidad de almacenar el doble de carbono que todos los árboles del planeta. De esta manera, su conservación representa una potente Solución basada en la Naturaleza para la mitigación y adaptación al cambio climático.
En el documento “Los científicos llaman a la acción” -proclama de la academia mundial para la COP27 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la COP15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica-, 40 científicos especialistas en turberas de 13 países, destacan 5 razones por las cuales la protección de las turberas debe incluirse con urgencia entre las principales prioridades tanto de la agenda climática como de la de biodiversidad:
- Son enormes reservas de carbono a nivel global. Almacenan alrededor de 600.000 millones de toneladas de carbono, aproximadamente, el equivalente al 70% del carbono contenido en todas las reservas restantes conocidas de carbón, petróleo y gas. Necesitamos reducir las emisiones globales en un 7,6% (casi 4 mil millones de toneladas de CO2) cada año para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados; eso significa mantener la mayoría de esos combustibles fósiles bajo tierra.
- Las emisiones de gases de efecto invernadero de las turberas degradadas son significativas a nivel mundial. Alrededor del 20-25% de las turberas del mundo han sido drenadas, quemadas o degradadas. Aunque las turberas drenadas cubren menos del 0,5% de la superficie terrestre del mundo, emiten aproximadamente 1.500 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año, lo que representa, aproximadamente, el 4% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Aunque el carbono ya emitido es irrecuperable durante nuestra vida, la mayoría de las emisiones en curso podrían evitarse mediante una inversión adecuada en su restauración.
- Eliminan el carbono de la atmósfera. A nivel mundial, eliminan alrededor de 370 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera cada año, una cantidad equivalente a las emisiones anuales de casi 80 millones de vehículos de pasajeros a gasolina. Las turberas retienen este carbono en suelos anegados que también pueden estar permanente o estacionalmente congelados en los climas septentrionales. Esta captación continua de carbono ayuda a regular el clima.
- Albergan gran diversidad de especies de plantas, animales e insectos. También juegan un papel importante en la conservación de la biodiversidad, proporcionando un hábitat diverso para muchas especies, incluidas aquellas en peligro de extinción.
- Son importantes para las comunidades. Muchas se encuentran en tierras de Pueblos Originarios y son parte integral de sus culturas y medios de vida. También son esenciales para hacer frente a los impactos del cambio climático, protegiendo a las comunidades y la infraestructura contra sequías e inundaciones, manteniendo el suministro de agua a los bosques adyacentes y otros ecosistemas, reduciendo el riesgo de incendios forestales y sirviendo como posibles refugios contra el cambio climático para plantas y animales.
Esfuerzos regionales y locales para su conservación
Como advierte Dan Zarin, Director ejecutivo de Bosques y Cambio Climático en WCS, en su artículo para el New York Times, las turberas son bombas climáticas esperando ser detonadas. Rápidamente pueden pasar de ser sumideros a expulsores de carbono en alarmantes proporciones. “Cuando se las perturba, estos paisajes pantanosos de agua dulce liberan su carbono, atrapando cada vez más calor en la atmósfera e intensificando el calentamiento global.” (Zarin, Daniel: 2022)
En la mayoría de los casos, las turberas enfrentan amenazas significativas e inmediatas, debido a la agricultura, la silvicultura, los incendios, la extracción de recursos y el desarrollo de infraestructuras. Su destrucción conduciría a una gran pérdida de biodiversidad y, al mismo tiempo, inclinaría nuestro clima hacia un calentamiento descomunal.
A pesar de su importancia, estos paisajes se han olvidado en gran medida en el esfuerzo global para abordar la crisis climática. Zarin agrega que el desafío del cambio climático no se resolverá “solo protegiendo las turberas, pero no se pueden resolver sin ellas. Salvar estos paisajes es fundamental para frenar el calentamiento del planeta.”
Por eso resulta necesario colocarlas en el lugar central en la lucha frente al cambio climático. Desde WCS se están realizando grandes esfuerzos para poner esta cuestión en agenda, como ocurrió recientemente durante la COP27, Convención de Naciones Unidas por el Cambio Climático, realizada en Sharm el Sheij, Egipto del 6 y 18 de noviembre, y como se prevé durante la COP15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que tendrá lugar en Montreal, Canadá, del 7 al 19 de diciembre.
WCS también conformó una iniciativa regional para proteger las turberas prioritarias del mundo en regiones que albergan algunos de los sumideros de carbono más importantes del planeta, como por ejemplo, Península Mitre, Tierra del Fuego, Argentina. Las turberas de América del Sur representan aproximadamente el 11% de las reservas de turba del mundo. Están en gran parte intactas y, por lo tanto, tienen un importante potencial de captura de carbono, ya que se encuentran en áreas escasamente pobladas de la Patagonia Argentina y Chilena.
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